El fuego dejó profundas consecuencias en el medio ambiente y en los pobladores afectados de la provincia de Córdoba. El negro paisaje de las sierras de nuestra región anuncia tristes cambios en el ecosistema. La flora, la fauna, el agua, el aire y el suelo de los lugares que sufrieron los incendios ya no son los mismos. Habrá que esperar mucho tiempo para que el ciclo de la naturaleza se recupere de uno de los tantos daños causados por el ser humano.
Las pérdidas causadas en las 50 mil hectáreas que se quemaron en Córdoba se agravan aún más si tenemos en cuenta la situación crítica de la provincia en relación a factores esenciales para el medio ambiente. Los escasos bosques nativos que subsisten en la región y la poca fertilidad natural que aún conserva el suelo cumplen una función de gran importancia para el ecosistema y merecen un cuidado extremo. En ese contexto, los perjuicios ocasionados por
los incendios son aún más elevados de lo que se percibe a simple vista.
Lucia Maina
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