Encuentro en el noroeste cordobés ( Chancaní )

Personas y organizaciones de Río Cuarto y de toda la provincia irrumpieron en la quietud del pequeño pueblo cercano a La Rioja para compartir sus propias cosechas y difundir una forma de producir alimentos respetuosa con la naturaleza.




El silencio y la quietud que habitan en los sinuosos caminos y los tupidos bosques de Chancaní se vieron interrumpidos el pasado fin de semana con la llegada de casi mil personas a la escuela del lugar. Es que el pueblo ubicado en el noroeste cordobés fue el lugar elegido para desarrollar el III Encuentro de Intercambio de Semillas y Saberes.

Integrantes de organizaciones sociales y campesinas, familias productoras y miembros de instituciones públicas fueron llegando desde diversos puntos de la provincia y el país a esa pequeña localidad rural escondida entre el monte nativo para intercambiar semillas de todo tipo y compartir sus conocimientos sobre los ciclos de la naturaleza.

A los riocuartenses que se acercaron a la jornada, integrantes del INTA, la UNRC y la organización Wichan Ranquen, se sumaron personas provenientes de Cosquín, Traslasierras, Salsacate, Los Reartes, Córdoba capital, entre otras localidades de la provincia, y también participantes llegados desde San Luis, Santa Fé y Buenos Aires.

Unidos por la necesidad de producir su propio alimento, recuperar el trabajo comunitario y los saberes ancestrales de cada región y lograr una convivencia sana y armónica con el ambiente, un grupo de familias de Traslasierras gestaron hace tres años esta iniciativa que crece con cada encuentro.

Al igual que en las jornadas de años anteriores, en esta ocasión los asistentes participaron de un ritual de agradecimiento a la tierra, talleres de diversas temáticas y una feria caracterizada por la diversidad. Así, durante la tarde del pasado viernes 12 de agosto, las semillas pasaron de mano en mano en Chancaní para luego desperdigarse en toda la provincia y germinar en la tierra de los diversos destinos de los participantes de este encuentro.



Pachamama



La primera actividad que reunió a los cientos de participantes del evento fue un ritual de agradecimiento a la tierra. En el patio de la escuela, debajo de dos añejos algarrobos, las personas presentes fueron conformando un gran círculo.

Después de las palabras de bienvenida de una de las organizadoras y de la descripción acerca del valor sagrado de la “Pachamama” y su importancia para la vida, cada uno de los niños, jóvenes y adultos puso algún objeto dentro de un pozo que simbolizaba el útero de la tierra.

“Se hace en agradecimiento a la tierra por todo lo que nos brinda: sembremos o no sembremos, la cuidemos o no la cuidemos ella sigue brindando. Pero de alguna manera, como eso es agotable, tratamos de reforzar y revalorizar esto que ella hace por nosotros”, explicó Mabel Sagone, una de las organizadoras del encuentro proveniente de Los Hornillos, en relación a este ritual.

De hecho, el momento en que se realizó esta jornada no es casual: los organizadores relatan que siempre se busca concretar el encuentro en una fecha cercana al primero de agosto, Día de la Pachamama.

“En general tratamos de que sea el primer domingo del mes para que se relacione con el primero de agosto, que es la celebración de la Pachamama”, indicó Sagone.

Y aclaró que en esta ocasión el encuentro se extendió al viernes 12 de agosto para que los jóvenes de Chancaní pudieran asistir, dado que los mismos duermen durante la semana en la escuela albergue del lugar, y los fines de semana se retiran a sus hogares, generalmente alejados del centro del pueblo.



Sembrar y cosechar



Luego de compartir una comida comunitaria, las familias y organizaciones se acomodaron en los pasillos de la escuela y desde sus bolsos, mochilas y canastos fueron apareciendo semillas de todos los colores, plantas aromáticas, árboles nativos, frutas y verduras y hasta un chivito asado. Los libros y las artesanías también formaron parte de los puestos que cada grupo fue armando.

Así comenzó el intercambio. Un poco de maíz por un puñado de albahaca, una bolsita de amaranto por un paquete de chauchas, un par de zapallos por un tanto de orégano y poroto. Una extensa lista de semillas, plantas y alimentos circularon a lo largo de la tarde.

Incluso, varios de los asistentes que ya habían participado del primer y segundo encuentro realizados en 2009 y 2010 en la zona de Traslasierras pudieron intercambiar la cosecha de lo que otros participantes les habían brindado en los años anteriores.

Según los organizadores, lo importante es que cada vez más personas aprendan a sembrar y cosechar “para no estar dependiendo de otros que te venden semillas, por todo el tratamiento que tienen y porque es un circulo vicioso y nefasto: el día que por alguna situación no te entreguen esas semillas vos no sabés que hacer”, sostuvo la vecina de Los Hornillos.

Para ello, relató que el grupo de familias de Traslasierras también organiza cursos destinados “a aquellas personas que se llevan semillas por primera vez para que aprendan a sembrar, cosechar y también a guardar las semillas de las mejores plantas que obtengan para intercambiarlas en estos momentos”.

En el mismo sentido, se ha conformado un Banco de Semillas, que va creciendo con las donaciones que los participantes realizan en cada encuentro. Allí, las personas interesados en sembrar por primera vez pueden obtener semillas comprometiéndose a reproducirlas para intercambiar durante el próximo encuentro.

“En el banco vamos guardando las semillas de los distintos encuentros. Y también la idea es que en algún momento estos bancos estén presentes en las ferias semanales de intercambio que se hacen, por lo pronto, en nuestra zona: en San Javier y en Las Rosas. La idea es que esto no quede circunscrito a un sólo día al año”, contó Sagone.



Saberes ancestrales



Mientras algunos participantes continuaban intercambiando en la feria, otros tuvieron la oportunidad de asistir a algunos de los diversos talleres que se brindaron durante el encuentro. En todos ellos, la intención era recuperar los saberes propios de cada comunidad y sus ancestros.

Medicina natural a partir de plantas y saberes; Elaboración de quesos, quesillos, chacinados y arropes; Fieltro y teñido de lanas; Soberanía Alimentaria y alimentos sanos; Aprovechamiento de leña seca y verde y Reconocimiento y regeneración de especies nativas fueron los principales temas sobre los que los participantes compartieron sus conocimientos.

Incluso, los alumnos de la escuela de Chancaní recuperaron los saberes de sus familiares para brindar diversas recetas ancestrales propias de la comunidad de la región.

¿Que creen que es lo más valioso de este encuentro?-, preguntó PUNTAL a los organizadores.

- Lo más valioso es lo que uno quizás no proyecta y que se va dando desde cada uno de los que vinimos hoy: permitirnos confiar en el otro. No hay uno que sepa más de todo sino que cada uno sabe un poquito de algo y eso también es valioso para intercambiar. De hecho acabo de estar en un taller de quesillos con una señora de la zona y ella contaba cómo lo hacía con el cuajo natural del estómago de la cabra. Ahora se usan cuajos industrializados por un montón de cosas pero hay situaciones o aspectos que hay que seguir manteniendo, lo que no quita que usemos la tecnología pero tenemos que ser cuidadosos con ese uso. Todavía se puede y de cada uno de nosotros va a depender.



Producir nuestro alimento



Respecto de los fundamentos que motivan la creación de estas instancias de intercambio, los organizadores afirman: “En los últimos años empresas multinacionales se apropiaron de las semillas, las patentaron y mediante venenos hicieron crecer plantas sin gusto ni nutrientes, contaminando con agroquímicos y plaguicidas el medio ambiente y la salud de los que, sin haberlo elegido, tenemos que vivir esta realidad violentando los tiempos de la naturaleza y las sociedades”.

En este sentido, destacan que los encuentros nacen del rechazo a la destrucción de nuestra economía que origina la dependencia del mercado, el daño que provocan los agroquímicos en el suelo y las consecuencias que genera a la tierra el actual modelo productivo.

Ante ello, advierten: “Queremos ser productores de nuestros propios alimentos, cuidando el aporte de cada familia, el trabajo comunitario”.

En el mismo sentido se expresan desde la Unión de Campesinos de Traslasierra (Ucatras), una de las organizaciones participantes de la jornada.

“El tema es producir y consumir lo que uno produce, lo sano, lo natural y no consumirlo de otro lado”, expresó Elena Pereyra, una integrante de Ucatras de la comunidad de Las Oscuras. Y relató que en su lugar las familias logran producir la mayoría de los alimentos que necesitan.

Los organizadores del III Encuentro de Intercambio de Semillas y Saberes también remarcaron la necesidad de recuperar y conservar los saberes de cada comunidad y “desarrollar nuestro conocimiento en convivencia con las plantas, agua y tierra, pudiendo brindar salud y alimento sano no sólo para el presente, sino también para las futuras generaciones”.





Una iniciativa que crece

Los Encuentros de Intercambio de Semillas y Saberes en nuestra provincia comenzaron a organizarse hace tres años por la iniciativa que, de manera independiente, tuvieron algunas familias de Traslasierras que producen sus alimentos orgánicamente.

“Esto empezó teniendo en cuenta la experiencia que hace más de 18 años viene haciendo un grupo de gente de Misiones. Ellos empezaron con los primeros encuentros de intercambio de semillas y saberes y un grupo de las personas de Traslasierras empezamos a trabajar para tratar de hacer de esto una realidad en Córdoba”, contó Sagone.

Y continuó: “Fue así como en 2009 empezó nuestro primer encuentro en la escuela de San Javier con una afluencia de 400 personas”.

A partir de aquella primera vez, la iniciativa de estas familias fue creciendo notablemente. El año pasado la experiencia se desarrolló en la localidad de Villa las Rosas con una afluencia de alrededor de 800 personas. Esta vez, a pesar de la distancia y las dificultades para llegar al pueblo de Chancaní, casi mil personas formaron parte de la jornada.

Sagone explicó que la realización del encuentro en en esa pequeña localidad generó compicaciones en el traslado, ya que no hay caminos asfaltados y no existen líneas de colectivos que lleguen al lugar. Pese a ello, con dos ómnibus subvencionados por el INTA y el aporte de los vehículos particulares cientos de personas de diferentes puntos de la provincia y el país pudieron asistir.

Al parecer estas experiencias no sólo crecen en Córdoba, ya que a fines de agosto también se realizará un Encuentro Nacional de Semillas en la provincia del Chaco.



“Luchamos para que el campesino no deje su lugar”



La Unión de Campesinos de Traslasierra (Ucatras) fue una de las organizaciones presentes en el encuentro del pasado fin de semana. En diálogo con PUNTAL sus integrantes relataron que actualmente el principal sentido de la asociación es trabajar conjuntamente entre las familias de las comunidades de la zona para poder permanecer en el campo conservando sus formas de producción.

Elena Pereyra relató que el desmonte, la extensión de los cultivos y el desalojo son las principales problemáticas que deben enfrentar.

“En las zonas de alrededor hay mucho desmonte y también estamos contra eso porque al haber mucho desmonte viene gente de otro lado, compra los campos y siembran, entonces ya no te dejan entrar la cabra al sembrado y la gente del campo si no tiene cabras no tiene que hacer en el campo”, expresó.

Y continuó: “Es como que nos están encerrando y directamente no queda otra opción que irse a la ciudad. Pero por eso luchamos nosotros: para que el campesino no se vaya, no deje su lugar porque ellos son nacidos y criados en el campo y no puede venir otro desde afuera a correrlos”.

En este sentido, la vecina de Las Oscuras afirmó que gracias a la organización que sostienen mediante Ucatras las comunidades de la zona han logrado detener los desalojos de familias del lugar así como los desmontes. “Mientras más nos organizamos las cosas nos son mucha más faciles para trabajar”, concluye.